En 1895 los hermanos Lumière proyectaran ante un sorprendido público
cuatro pequeños fragmentos de corte documental, dando a conocer la técnica
cinematográfica, pero es un año después cuando un fabricante de juguetes,
inventa el espectáculo cinematográfico contando historias de ficción con el uso
de actores, decorados e incluso efectos especiales, creando nuevas técnicas con
las que sorprender a los espectadores e incluso inventado algunos de los
diferentes géneros que hoy conocemos, se trata del genial, innovador,
visionario y creador George Méliès.
Elegir la película con la que empezar este foro de entre la apabullante
cantidad de títulos creados en los más
de cien años de la historia del cine podría resultar mareante. Sin embargo para
mi la decisión resulta bastante sencilla ya que es mi película favorita desde
que tengo memoria y a la postre una obra maestra del cine y una de las mejores
películas de todos los tiempos, no es otra que “The General”, “El
Maquinista de La General” en España, del inconmensurable y para mi el mejor
Director-Actor de todos los tiempos, el señor Buster Keaton, al que dedicaré
una entada específica en este blog más adelante.
Orson Welles dijo de “The General” de Keaton, es la mejor comedia hecha jamás, la mejor película de la guerra civil
hecha jamás y tal vez la mejor película hecha jamás.
El joven Joseph Frank Keaton VI con solo 30 años se encontraba
en la plenitud de su carrera. Ya acumulaba en su haber el protagonismo de casi
treinta películas entre largos y cortos y los grandes estudios se peleaban por
tenerlo en sus filas. Transcurrían los locos años 20 y el genial artista y
creador, el gran maestro de la comedia física, con una expresión impasible y
totalmente estoica que le hizo ganarse el apodo de “cara de piedra”, más
conocido como Buster Keaton se había convertido en uno de los comediantes más
famosos del mundo.
Keaton acababa de terminar el rodaje de “Battling Butler” (En España “El Boxeador”, o también “El
último round”), film del que el exitoso escritor de comedias Clyde A.
Bruckman quedó impresionado por el talento y la capacidad de Keaton. Tanto fue
así que acudió raudo a casa del actor con una historia debajo del brazo que
estaba seguro le interesaría. En ese momento Keaton estaba unido por contrato
con el productor Joseph M. Schenck que
estaba enormemente satisfecho con los últimos éxitos cosechados por el genial
Keaton, tanto que Schenck Presidente de United Artists, le otorgaba libertad
absoluta creativa en sus proyectos. Estos tres elementos Bruckman, Schenck y
Keaton, convergieron como no podía haber sido mejor, en el momento y lugar
preciso para dar como resultado lo que se convertiría en esta obra maestra.
El libro que mostró Clyde A. Bruckman a Keaton era
Daring and Suffering: A History of the Great Railway Adventure (Audacia y
sufrimiento: Una historia de la gran aventura ferroviaria) un hecho autobiográfico escrito por William
Pittenger publicado en 1863, basado en un hecho real sucedido durante la guerra civil. Keaton,
que además era gran enamorado confeso del ferrocarril, no tardó mucho en
apreciar el potencial de la historia. Parece que ambos estuvieron de acuerdo en
las bondades del texto y no tardaron en convencer al productor Schenck, que
altamente optimista a tenor de los resultados de los últimos trabajos de Keaton,
no dudó en permitirle gozar de un tremendo presupuesto sin precedentes para la
época cercano al millón de dólares.
El libro fue adaptado para la película por Bruckman
y Keaton siendo este último el que produciría, dirigiría y protagonizaría el
film. Keaton inició su trabajo en el proyecto alrededor de un año antes de
empezar el rodaje, dado la complejidad técnica así como la minuciosidad de
Keaton en su labor. Como detalle, durante este tiempo entre otras cosas llego a
conocer todas las piezas de la locomotora.
Desde un principio del rodaje en los bosques de
Oregón se vislumbraba que el gigantesco presupuesto estaba más que justificado
ya que Keaton siempre hacia gala de una extrema minuciosidad así como un grandísimo
conocimiento del medio y del lenguaje cinematográfico, utilizando la técnica
más adecuada en cada momento. Esta obsesión por la verosimilitud en todas las
escenas, obligaban al estudio de estas para ofrecer al espectador las imágenes
mas fieles y reales posibles, sin importar el coste económico para conseguir
una secuencia creíble. Un detalle de ello es el hecho de que Keaton intentó
utilizar la autentica locomotora de la historia real para la película, pero no
se lo permitieron al ser considerado un elemento histórico, esto no fue
problema para Keaton y hizo adaptar dos unidades hasta convertirlas en replicas
exactas, que funcionaban de forma idéntica (alimentación con leña incluida) a
las locomotoras que intervinieron en la historia real en 1860, además aprendió
a manejarlas con total precisión. Todo, vestuario, atrezo, decorados, cualquier
elemento que aparece en la película busca ser fiel reflejo de la época en la
que se ambienta.
De igual forma,
en su búsqueda de realismo, Keaton protagoniza todas las escenas de riesgo y no
admite el uso de dobles incluso en las escenas mas arriesgadas. Realizó todas
las exigencias físicas peligrosas, saltar desde la locomotora al vagón de
carga, sentarse en la horquilla delantera de la máquina mientras despeja de
traviesas la vía, correr a lo largo del techo de los vagones. Otra de ellas,
aparentemente sencilla pero de enorme complejidad, es cuando el protagonista
está sentado en la biela de la locomotora que empieza a avanzar. La confianza
de Keaton en el maquinista tubo que ser absoluta, por que la acción exigía un
magnifico tacto por parte de este, ya que si las ruedas llegaban a patinar el
actor sufriría gravísimas consecuencias. Al parecer Keaton ordenaba a sus
cámaras rodar hasta que él gritara corten, o bien muriera. Como hemos dicho
Keaton adoraba los trenes, aunque queda claro que adoraba aún más el cine cuando
no tubo reparos en tirar una de las locomotoras reales al lecho del rio Oregón y
con ella más de 42.000 dólares de la época, escena que se ha convertido en la
mas cara de la historia del cine, alrededor de un millón ochocientos mil de
ahora, a la vez de convertirse en el clímax de la película.
El rodaje de
“The General” culminó en agosto de 1926.
El film cuenta la historia de Johnnie Gray (Buster Keaton), un
maquinista de ferrocarril apasionado de los trenes y de su novia Annabelle Lee
(Marion Mack). La relación de ambos transcurre dulcemente hasta que se
desencadena la guerra civil entre norte y sur. Anabelle pide entonces a su
novio que se aliste en el ejercito para luchar contra los norteños de la Unión,
al igual que hacen la mayoría de ciudadanos del sur. Johnnie corre a alistarse
pero pese a su determinación, que le lleva incluso a intentar alistarse a
escondidas, termina tristemente frustrado al no ser admitido. Los reclutadores
consideran que puede ser mucho más valioso para la causa continuar desempeñando
su profesión. Sin embargo el padre y el hermano de Annabelle lo creen un
cobarde cuando no accede a unirse a ellos en la cola para ser reclutados y
decide alejarse. Tras esto Annabelle no atiende a las explicaciones de Johnnie
al que a partir de entonces le retira la palabra, hasta que no lo vea vestido
de uniforme, dejando desolado al protagonista.
Transcurre un año, la vida de los dos protagonistas
vuelve a cruzarse. Annabelle viaja para visitar a su padre que ha sido herido y
lo hace en el tren que maneja Johnnie, al que aún no ha perdonado. Durante el
viaje el comboy realiza una breve parada, esta es aprovechada por un grupo de
espías de la Unión para robar el tren, para desesperación de Johnnie que ve
como su amada de metal se aleja. Unos instantes después los secuestradores
descubren como accidentalmente una persona ajena permanece en la locomotora, se
trata de Annabelle, hecho que los soldados aprovechan para hacerla prisionera. Johnnie
armado de una determinación y confianza absoluta se lanza en solitario, utilizando
todos los medias a su alcance, a la aventura de recuperar su locomotora sin
saber aún que su otro amor, también viaja en ella.
A partir de ese momento transcurre una emocionante
y espectacular persecución en la que Johnny tendrá que hacer frente a
diferentes situaciones que pondrán a prueba tanto sus habilidades como su
ingenio y valentía dando pie a algunas de las más memorables escenas de la
historia del cine. En su frenética persecución logra incluso colarse al otro
lado de las líneas enemigas donde por fin consigue reunirse con su querida
locomotora al mismo tiempo que recupera a su amada Annabelle.
Casualmente durante su estancia en zona enemiga llega a conocer los planes secretos de la Unión, por lo que Johnnie se ve obligado de nuevo a marchar a toda prisa, en este caso a la inversa, para avisar a los suyos del peligro que corren, de nuevo se traduce en una nueva y maravillosa persecución, tras la cual consigue llegar a campo amigo e informar al comandante de las intenciones norteñas, lo que da una ventaja crucial al ejercito sudista.
Tras la batalla Johnnie se siente desplazado y
apartado de las celebraciones, ya que pese a su heroica hazaña sigue sin ser un
soldado. Por lo que va de nuevo a reunirse con su querida locomotora, en la que
encuentra sin quererlo a un oficial de la Unión que había noqueado
anteriormente y lo toma como prisionero. Este hecho es observado por el general
sureño, que toma formalmente al unionista bajo custodia. Como recompensa
Johnnie es convertido en teniente del ejercito y recupera el amor de su amada
en la última y memorable escena del film.
La película culminó su rodaje en agosto de 1926. Ya
en diciembre se realizó un pase privado y finalmente fue estrenada al público
el 5 de febrero de 1927.
Keaton fiel a su
característica interpretativa aparentemente inexpresiva consigue ofrecer a su
personaje una cantidad de emociones muy difícil de igualar, haciendo gala de una magistral
interpretación que consigue transmitir un grandísimo repertorio de sentimientos
deliciosos sin prácticamente mover su rostro. Un autentico genio que hace que
su cinta rebose de acción, comicidad y una humanidad entrañable.
La
película funciona como un engranaje perfecto, nada sobra ni falta y es de una
perfección técnica apabullante. Desde el exquisito montaje hasta la minuciosa composición fotográfica,
todo en el film funciona con la precisión de un reloj suizo. No es otra
película de sucesión de gags propias de la época, si no que estos están
perfectamente articulados e integrados en la trama general derivando de forma
natural del desarrollo de la misma. El ritmo y el equilibrio aportado resultan
magistral. En definitiva una película divertida, entretenida y que engancha de
principio a fin. Quien puede decir eso hoy en día.
La
historia del patoso, despistado y aparentemente débil personaje de Keaton que
se enfrenta en solitario al ejercito de la Unión solo con el propósito de
rescatar a sus dos amores, es sin duda la obra maestra de un genio de la
actuación calificada por el propio Keaton como la mejor de su carrera y por el
resto del mundo como una de las mejores de la historia.
Pese
a las apabullantes razones para que la película fuese un éxito, los críticos en
un nuevo alarde de conocimiento cinematográfico, la trataron injustamente,
valorando duramente al actor y director. De once periódicos ocho fueron
frontalmente beligerantes contra la cinta, dos la trataron discretamente y solo
uno lo reconoció como la obra maestra que realmente es. Pese a la aceptable
acogida inicial por parte del público, la aireadas críticas supusieron que la
película se convirtiera en un fracaso comercial, tras lo cual, el film no pudo recuperar el enorme costo de producción
hasta que fue explotada en otros países, aunque nunca generó beneficios y fue
considerada un desastre económico por United Artist. Desgraciadamente este
hecho desembocó en el recorte drástico de las libertades artísticas y creativas
de Keaton que perdería su independencia económica en el futuro y entraría en
una período más oscuro. La película pasó décadas olvidada.
Hasta muchos años más tarde Keaton no
recuperaría el favor del público y de la critica y sus obras serían recuperadas
y restauradas. Aunque no es tarde para reconocer el genio de un creador, me
pregunto cuantos obras maravillosas
hemos perdido si a Keaton no se le hubiera despojado de su libertad en
el momento cumbre de su carrera. Claramente es una película adelantada a su
tiempo, que los prejuicios de algunos trataron injustamente por razones tan
ruines como la elección del bando perdedor para el protagonista, o tratar con
tono cómico la guerra civil, o no poder clasificarla como comedia o drama.
Años más tarde la película fue considerada la
mejor representación de la guerra civil americana por encima de “Lo Que el
Viento de Llevo”, preguntado sobre esto al propio Keaton dijo, “"mientras unos recurren a las novelas para
encontrar argumentos, otros recurren a la Historia"
Por fin la Academia reconoce la incalculable aportación
de Keaton al séptimo arte y le haría entrega de un oscar honorifico en 1959.
Hasta sus últimos días Keaton estuvo
disfrutando como un niño pequeño de su amor al ferrocarril, jugando en la
maqueta de enormes dimensiones instalada en su casa, donde a buen seguro
rememoraba los entrañables momentos del mejor trabajo de su vida. La absoluta
belleza de la sutilidad de los expresiones que residía en el rostro inmutable
de aquel hombre que nunca reía y que sin embargo consiguió hacernos reír y
disfrutar a muchos, nos dejo el 1 de febrero de 1966.
Fernando Trueba dijo “El cine de Keaton es el
Paraíso....... todo en él es transparencia, es la inocencia de la imagen. Es el
mayor grado de elaboración y sofisticación a que puede aspirar el Arte, sin
dejar de ser primitivo. ......... Sus gags no son solo chistes visuales, son
literatura de la mejor, poesía en su más puro estado, desprovista de cualquier
atisbo de cursilería, tan habitual en los cómicos de la época”.
Gracias
señor Keaton por hacerme amar el cine.